martes, 30 de octubre de 2018

¿Dónde está la felicidad?



¿Disfruta usted lavando platos? Pocas personas dirán que sí. Sin embargo, el señor Dale Carnegie, nos cuenta en su libro Cómo Suprimir las Preocupaciones y Disfrutar más de la Vida, el caso de una mujer que estaba prácticamente ciega, miraba solamente sombras y no distinguía colores. Un buen día, mientras lavaba unos platos ocurrió algo sorprendente. Identificó un rayo de luz que daba sobre una burbuja del jabón, y de pronto percibió una serie de colores en que la luz aquella se transformaba. Sintió una intensa alegría y quedó mirando aquello extasiada, notaba con sorpresa que la visión se iba aclarando hasta que pudo contemplar en todo su esplendor la gama maravillosa de colores. Desde lo profundo de su corazón agradeció a Dios por estar ahí lavando esos platos en ese momento.

 En realidad recuperó tan solo un 30% de su vista, suficiente para sentirse profundamente feliz. ¿Tiene usted más del 30% de su vista buena? ¿Sería prudente que lo rec0rdáramos la próxima vez que nos toque lavar platos? La verdad es que la felicidad suele estar en disfrutar los pequeños momentos, en su oportunidad.

Si lo pensamos bien, Dios nos concede solamente unas cuantas décadas para hacer todo lo que tengamos que hacer en esta tierra. Después de eso, la oportunidad de vivir y la de ser felices habrá pasado. Y lo más terrible es que quizá esta última oportunidad la tuvimos tan cerca, que no la vimos. Podemos estar a un par de pasos de un atardecer espléndido, pero para nosotros pasa inadvertido.

Pudimos estar en un trabajo retador que requería nuestra entrega, que podríamos realmente disfrutar. Pero en lugar de eso, nos quejamos. Y cuando nos jubilamos, lo echamos de menos. Podemos tener cerca la gente que amamos y que nos ama, y por verdaderas trivialidades, amargar días que pudieron ser de una feliz relación.

Llegará el momento en que la oportunidad habrá concluido. Entonces las palabras de Joseph Addison adquirirán su verdadero significado: “Cuando leo las fechas de las tumbas de alguien que murió ayer, y de otro que murió hace seiscientos años, pienso que en ese gran día, todos seremos contemporáneos”.

Por Emilio Santamaría S.:

Hermanos: Sean buenos y comprensivos, y perdónense unos a otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo. … Vivan amando como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros.  Efesios 4.
Porque el Señor protege el camino de los justos,  pero el camino de los impíos acaba mal.  Sal 1.

No hay comentarios:

Publicar un comentario