jueves, 31 de enero de 2019

Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo!

El Papa Francisco

No se puede esconder la Luz


No es una cuestión de números lo que nos mantiene en pie la fidelidad. Lo que mantiene en pie la fidelidad es la constancia y el amor convencido de que nuestra esperanza en Cristo ha sido colmada como promesa, una promesa cumplida que no hay que esconder.

La fe no puede esconderse es la luz para otras generaciones por mucha desafección que exista.

La vida propuesta por Cristo, los dones ofrecidos por Dios, no pueden esconderse. De ahí que Jesús pregunte si la luz está hecha para esconderla debajo de la cama. Si escondemos a Dios con nuestras actitudes y pensamientos, Dios se descubrirá por su propia luz. La vida siempre se hace presente, nunca es un recuerdo. La vida no se oculta, ni tampoco se destruye, la vida como la luz saldrán de las penumbras humanas y mostrarán una realidad diferente a las razones que nos han derivado al ocultamiento.

Si creo no es para ocultarme. Si he nacido no es para esconderme ni de Dios ni de la vida. ¿Qué pasaría si Dios se ocultara de nosotros? ¿si el sol dejara de brillar?

La medida que uséis la usarán con vosotros. Muchas de las cosas que nos ocurren son consecuencias de nuestros ocultamientos: ocultar la verdad, la alegría, la vida, la fe, el amor. Todo lo que se oculta sale a la luz dice el Evangelio. Pues mantengamos la esperanza ante los tiempos de desafección. Sólo hay que esperar a los tiempos en que la luz salga a brillar, la alegría a sonreír, la vida a vivir, la fe a manifestarse como creyente, el amor a testimoniar la presencia de un Dios lleno de ternura y misericordia.

Pidamos a Dios, para que salgamos de nuestro ocultamiento y desafección, y puestos en pie vivamos la esperanza que nutre de sentido nuestro vivir y nuestro amor.

miércoles, 30 de enero de 2019

¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos

El Papa Francisco

martes, 29 de enero de 2019

El mundo está lacerado por las guerras y la violencia, o herido por un difuso individualismo que divide a los seres humanos y los enfrenta unos contra otros en pos del propio bienestar

El Papa Francisco

Cumplimiento de la voluntad de Dios.

 Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,31-35)
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.»  Les contestó:   «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?»  Y, paseando la mirada por el corro, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.»
Jesús es claro en sus palabras  y  apunta siempre a la realidad de lo que quiere expresar y que siempre va más allá de lo que nosotros podemos sospechar.

Nos habla de un deseo de realización: el cumplimiento de la voluntad de Dios: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Pero en el Evangelio el descubrimiento de la voluntad de Dios es claro según las indicaciones del mismo Jesús  al decir: “El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Por tanto, vivir fuera del marco de la voluntad de Dios, negando el amor a nuestro prójimo, nos imposibilita el hacernos hermanos de Jesús. La posibilidad de formar parte de los hermanos de Jesús, nos es dada desde el amor que  proyectamos en los demás. Desde aquí Jesús hace el reconocimiento de los que forman y conforman su entorno familiar: aquellos que, amando, llevan a cabo la mejor forma del cumplimiento de la voluntad de Dios. 

Jesús no habla en este texto de una manera despectiva como tal vez pueda parecernos, sino que, poniendo el acento en lo esencial de su mensaje, nos invita a entrar en un camino progresivo de acercamiento al otro desde el amor.

 Es lo que hizo María, su Madre, quien llevó a cabo el cumplimiento de las promesas de Dios precisamente por su “fiat”, por su “sí” constante a los planes divinos. Jesús proclamaba de esta forma que María era su Madre no sólo desde la dimensión biológica, sino también desde la entrega incondicional a todo el plan salvador de Dios en la entrega de Ella misma hacia los demás, apuntando claramente hacia su Madre como el mejor referente y modelo para nuestra existencia en el cumplimiento de la voluntad divina.

Ciertamente, la fe nos deja entrever ya algo de lo que está más allá del horizonte y de nosotros mismos; pero la plenitud de la posesión de Dios solo se nos dará en el “lumen gloriae”, en la “luz de la gloria”. Mientras tanto, vamos como a tientas, “guiados sólo por la fe,”.

Como  nos dice acerca del mismo el propio San Agustín: “María escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo, por tanto, en su seno estuvo Cristo hecho carne, pero es más importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno”

lunes, 28 de enero de 2019

¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales! Esta mundanidad asfixiante se sana tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo

El Papa Francisco

domingo, 27 de enero de 2019

Estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a los demás. 
A veces el cántaro se convierte en una pesada cruz, pero fue precisamente en la cruz donde, traspasado, el Señor se nos entregó como fuente de agua viva. No nos dejemos robar la esperanza!

El Papa Francisco

sábado, 26 de enero de 2019

Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. 
Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo

El Papa Francisco

La teofania de Pablo

s Hechos de los Apóstoles 22,3-16
En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: "Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."


En el  relato de hoy de los hechos se nos narra la conversión de san Pablo camino de Damasco. Saulo, un judío estricto y convencido, que persigue a los cristianos, se encuentra con la intervención de Dios que se cruza en su camino: “¿Saulo, por qué me persigues?” Una teofanía que le desmorona y le absorbe.

Saulo se convierte en Apóstol del Señor, testigo del resucitado, con toda la fuerza de su ser. Acepta con toda su alma esa misión, hasta el punto de confesar “Ay de mí si no evangelizara”. Ha entendido lo que Jesús quiere de él y a ello dedicará toda su vida y sus esfuerzos. Prototipo perfecto para nosotros cuando nos encontramos con el Señor y nos enamoramos como Pablo de esa misión evangélica de anunciar la misericordia y la gracia de Dios para todos los hombres. Encontrarse con el resucitado es percibir el amor de Dios que sobrepasa todas nuestras realidades y nos urge a ser sus testigos.


viernes, 25 de enero de 2019

La mayor amenaza es el gris pragmatismo de la vida cotidiana (…) 
La fe se va desgastando y degenerando en mezquindad.
 Se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo (…) ¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora!

El Papa Francisco

Tú eres el Hijo de Dios


 san Marcos 3,7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

En el Evangelio de Marcos encontramos a un Jesús evitando la fama, huyendo del gentío. Cuando necesitamos de la vida interpretamos nuestra necesidad como una urgencia. Queremos sacar partido de inmediato cuando vemos una vía de escape o de curación. Es lo que le ocurría a la muchedumbre cuando se encontraba con Jesús. Queremos de manera inmediata que se nos alivie el dolor, el sufrimiento, poder vencer nuestras debilidades sin encontrar la verdadera razón de nuestro encuentro con Jesús.

Jesús, aunque se compadece de la gente, no quiere una relación donde prime la inmediatez superficial y ocasional de cada encuentro. La relación con Jesús ha de ser mucho más profunda. Una relación diaria que confiese la verdadera esencia de Jesús, su salvación, su mesianismo, su filiación divina. Una relación de encuentro personal lleva a la plenitud y conduce a una forma de relacionarse completamente distinta. No es el interés útil lo que prima, sino una relación más sana y auténtica que culmina en salud, pero no es lo primordial.

La relación con Jesús, tiene como consecuencia la curación personal, pero no es la única forma de relacionarse con él. La escucha de su palabra, el encuentro interior con Dios desde la oración, la búsqueda de la verdad de Dios y de su Reino, la comprensión de los valores de ese Reino de Dios que él predica, son mucho más importante que la curación. La curación será consecuencia de todo eso.

Pidamos a nuestro Señor Jesucristo que sepamos confesar plenamente que Él es el Hijo de Dios, y que en Él nos reconocemos como hermanos e hijos de un mismo Padre. Que sepamos vencer nuestra inmediatez y que nuestra relación con Él no esté marcada por ella.

jueves, 24 de enero de 2019

El inmediatismo ansioso de estos tiempos hace que los agentes pastorales no toleren fácilmente lo que signifique alguna contradicción, un aparente fracaso, una crítica, una cruz

El Papa Francisco

miércoles, 23 de enero de 2019

Llama la atención que aun quienes aparentemente poseen sólidas convicciones doctrinales y espirituales suelen caer en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de poder y de gloria humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión

El Papa Francisco

martes, 22 de enero de 2019

Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos miembros de la Iglesia, y por los propios, no deben hacer olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor

El Papa Francisco

lunes, 21 de enero de 2019

Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa

El Papa Francisco

domingo, 20 de enero de 2019

La familia atraviesa una crisis cultural profunda. El matrimonio tiende a ser visto como una mera forma de gratificación afectiva. 
Pero su aporte a la sociedad supera el nivel de emotividad. El matrimonio no procede del sentimiento amoroso efímero, sino de una unión de vida total

El Papa Francisco

sábado, 19 de enero de 2019

Vivimos en una sociedad de la información que nos satura indiscriminadamente de datos, todos en el mismo nivel, y termina llevándonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales. 
Se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores

El Papa Francisco

viernes, 18 de enero de 2019

En la cultura predominante el primer lugar está ocupado por lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio. 
Lo real cede lugar a la apariencia. Las raíces se deterioran con la invasión de otras culturas económicamente desarrolladas pero éticamente debilitadas

El Papa Francisco

jueves, 17 de enero de 2019

Cuando la sociedad abandona en la periferia a una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. 
Y no solo porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz

El Papa Francisco

Mi viejo cuaderno de tareas.



Cuando viene el año nuevo, en esa última semana que suele haber entre la Navidad y el cambio de año, invariablemente recuerdo a mi madre y a un viejo cuaderno en el que hacía mis tareas en el primer grado. Tenía mi padre un restaurante en el centro mismo de la ciudad de México, donde nací. Debió ser un buen negocio, pero esclavizaba a mis padres casi por completo, porque tenían que dedicarle muchas horas de trabajo. Mi hermano mayor y yo íbamos a la misma escuela. Cuando regresábamos por la tarde, corríamos para abrazar a mi madre que siempre estaba pendiente de la hora de llegada.

Recuerdo que comíamos en una de las mesas del restaurante, y luego nos ponían en una bodeguita para hacer “la tarea”, los deberes escolares que invariablemente nos dejaban nuestros maestros. Esa “tarea” la tenía yo que hacer en un cuaderno que al paso de los días, y el poco cuidado que yo le había dado, se había deteriorado increíblemente. Estaba enroscado de las esquinas, manchado de huevo y completamente lleno de borrones y tachaduras. ¡Cómo lo recuerdo! Lo tengo tan presente que casi puedo verlo. Muchas veces le supliqué a mi madre que me comprara otro. Pero ella se empecinó en que terminara el año con las hojas que quedaban en blanco.

Finalizaron las clases. Y al poco tiempo, me enteré que comenzaban otra vez. El primer día de clase el profesor me dio una lista con los nuevos útiles. Aquella tarde mi madre salió a comprarlos. Jamás podré olvidar la emoción al recibirlos. Revisé uno por uno, pero no encontré el “Cuaderno de Tareas”. Temí que se me pidiera usar el viejo. Pero no, mi madre tenía uno nuevo en la mano y me lo entregó diciendo: “a ver si éste si lo cuidas”. Me juré que lo cuidaría, y escribiría todo, con “buena letra”.

Cuando viene el año nuevo, en esa última semana que suele haber entre la Navidad y el cambio de año, invariablemente recuerdo a mi madre y a ese viejo “cuaderno de tareas”. Y es que con la llegada de un nuevo año, en cierta forma se nos entrega un cuaderno limpio. No importa la forma en que hayamos usado el anterior. Lo importante es que sentimos que tenemos una nueva oportunidad.

miércoles, 16 de enero de 2019

El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos.

El Papa Francisco

Y se puso a servirles

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.  Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»  Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»  Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
El evangelio lo encontramos al inicio del relato de Marcos, formando parte de la narración de una jornada en la vida de Jesús. El Maestro ha hecho su presentación en la sinagoga y ahora necesita reponer fuerzas. Sale de allí y se encamina con sus discípulos a casa de Simón y Andrés. La casa en el evangelio es el lugar de estancia de Jesús y de los discípulos, y escenario de su actuación. La casa se convierte en el ámbito donde se instruye a los discípulos (Mc 7,17; 9,28.33; 10,10). La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y son los discípulos quienes, en esta ocasión, salen al paso de la necesidad, aunque la actuación será de Jesús.  

Con tres verbos de movimiento el Señor realiza la curación:

En primer lugar, Jesús se acerca, en ÉL existe la voluntad de sanar, para eso ha venido, pero toma la iniciativa, no espera a que el enfermo se acerque, ÉL se encamina, va al encuentro.

En segundo lugar, la toma de la mano, gesto de cercanía y amistad, rasgos de un Jesús muy humano, que se preocupa de la situación de cada persona, que realiza gestos para infundir ánimo, esperanza. Ninguna persona puede sentirse “postrada”, abandonada, si permite que Jesús este con ella.  El tomar la mano entre las suyas es un signo de amor y de encuentro personal.

El tercer verbo de movimiento es levantarla, Jesús la levanta. Le ayuda a ponerse en pie, a sentirse estable y segura, no la deja sola, acompaña todo el proceso de curación. Jesús sana mediante la fuerza que posee y que irradia a SU alrededor.

En seguida, la fiebre desaparece, la persona deja de estar postrada para ponerse de pie. Desaparece la aflicción corporal que, al igual que la opresión del espíritu impuro, van contra la voluntad de Dios. Todo ello desaparece con la llegada de Jesús. Eso es lo que expresara Marcos a continuación extendiendo la sanación a otros: “curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios” (v.34).

La respuesta de la mujer no se demora, inmediatamente se pone a servirles. Lo esencial del discipulado rabínico era el servicio, o lo que es lo mismo ser discípulo es servir.

Marcos nos está diciendo que esa mujer se levanta, se pone de pie y se convierte en seguidora de Jesús. La actitud que adopta la suegra de Pedro, es la misma que debe asumir cualquier Cristiano. El seguimiento del Maestro, implica ir tras sus pasos que “ha venido a servir y no a ser servido” (Mc 10,45).

¿Qué me hace hoy estar postrado/a en cama? Jesús también quiere sanar mis “enfermedades”. Hoy se acerca a míme toma de la mano y me levanta. Me “empodera” y me devuelve mi dignidad. Toca servir.
¿Estoy dispuesto a vivir desde esta nueva condición de seguidor/a de Jesús?

Como ÉL mismo fue probado por medio del sufrimiento, puede ahora ayudar a los que están sometidos a la prueba. Hebreos 2

El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil  generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. El Señor se acuerda de su alianza eternamenteSalmo  104.

martes, 15 de enero de 2019

Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano

El Papa Francisco
¡El dinero debe servir y no gobernar!

El Papa Francisco

lunes, 14 de enero de 2019

El Papa pide rezar por los cristianos que sufren persecuciones debido a su fe

El Papa Francisco

domingo, 13 de enero de 2019

No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida.
 No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos

El Papa Francisco

sábado, 12 de enero de 2019

El afán de poder y de tener no conoce límites

El Papa Francisco

El solía retirarse al despoblado, y se entregaba a la oración

 Una vez, estando Jesús en un pueblo, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús cayó rostro a tierra y le suplicó: «Señor, si quieres puedes limpiarme.»    Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero, queda limpio.» Y en seguida le dejó la lepra.  Jesús le recomendó que no lo dijera a nadie, y añadió: «Ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés para que les conste.»  Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírle y a que los curara de sus enfermedades. Pero él solía retirarse a despoblado para orar. Lc  5, 2-12



En el relato de San Lucas vemos como Jesús, ante el leproso que se presenta ante Él, rostro en tierra, siente compasión, y al decirle el leproso "si quieres puedes curarme", Jesús, extendiendo la mano, lo toca y le confirma "Quiero, queda limpio".

El maestro comienza por un gesto de cariño extendiendo su mano y tocándolo, cosa que estaba proscrita para los judíos, pues consideraban al leproso como "impuro", y, de hecho, éstos debían anunciarse como impuros cuando se acercaba alguien e, incluso, vivir alejados de las poblaciones. Jesús, como siempre, le advierte que no lo diga a nadie y que ofreciera al sacerdote lo que prescribía Moisés por la purificación.

Los hechos de Jesús no pasaban desapercibidos, y la gente hablaba cada vez más de Él y acudían de todas partes a oírle y a que les curara.
Pero Jesús no quería darse un "baño de multitudes" y, en el momento que podía, se retiraba a un sitio solitario para orar.

¡Qué diferencia con la actitud puramente humana! La mayoría queremos que se hable de nosotros, que reconozcan nuestros méritos, que nos convirtamos en personas preeminentes y en la admiración de quienes nos rodean.
Jesús, por el contrario, ante una curación milagrosa dice: “tu fe te ha salvado”, como quitándose importancia, y al mismo tiempo les invita a que no digan nada a nadie.

Jesús huye del protagonismo y no le gusta la adulación, por eso, en el momento que puede, busca la soledad, para poder orar al Padre que lo ha enviado.

¿Estamos convencidos que Jesús es el Hijo de Dios? ¿Confiamos que Dios nos reserva una vida eterna? ¿Que preferimos la humildad o estar siempre en el candelero?

viernes, 11 de enero de 2019

La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano
El Papa Francisco

Maestra, dibújame a Dios

Una tarde de junio, con un grupo de niños pequeños, en la playa, jugábamos a dibujar con el dedo lo que los niños pedían: leones, flores, dragones, princesas… Pero un niño, al preguntarle: “¿Qué quieres que te dibuje?”, respondió: “Maestra, dibújame a Dios”. Se hizo un silencio expectante en el pequeño grupo, yo miré a mi compañera intrigada con lo que haría. Y ella, con mucha seguridad, dibujó un corazón. Todos sonrieron y ninguno se extrañó. “Dios es amor”. Parece evidente, pero quizás no sea lo primero que se nos ocurre al definir o intentar representar a Dios.
 

jueves, 10 de enero de 2019

La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, 
mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera

El Papa Francisco

Lo nacido de Dios vence al mundo.

La lectura de la primera carta de Juan, nos habla del Amor a Dios y al prójimo. No habla de un sentimiento caduco. Es el amor que nace de la fe. Llamémoslo “amor de fe”.

El “amor que nace de la fe” es el que se pone a prueba a sí mismo. El que, a pesar de todo, se mantiene firme. Nada hay que lo haga morir. Cuando hay un verdadero amor, ponemos toda la esperanza, toda la fe, todas las fuerzas, toda el alma en que ese amor perdure. Es el amor que nace de Dios.

El amor de fe, es el amor que es capaz de morir, de sacrificarse. Se sacrifica todo egoísmo, todo interés personal estará ausente. Un amor de fe me ayuda a contemplar la vida del prójimo como un gran acontecimiento de diálogo y esperanza. Es el que se deja la piel por el otro.

El amor de fe, es el que apuesta por la vida del otro, el que mantiene el coraje de la amistad. El que no considera al otro como un utilitario. El amor de fe es el que se mantiene en medio de las tempestades. Es el que agradece cada paso y cada día como un acontecimiento que merece la pena vivir.

El amor que nace de la fe, no vive del pasado, vive del presente. Es el que se muestra aquí y ahora con el convencimiento de que el ayer fue reconciliado, y que mañana proporcionará mayores oportunidades de crecimiento.

El amor de fe es el que deja paso al prójimo, el que vive abierto al otro, conquistando cada día el coraje de creer en ti. Podremos tener experiencias de grandes desengaños, pero la fe me mantiene en el creer en ti aquello que tú mismo no eres capaz de creer de ti mismo.

Por eso, el amor vence al mundo, porque no se nutre sólo del corazón, se nutre de la fe en Dios, de las convicciones, de los principios y valores que nos mantienen en pie y en el camino de la esperanza.

El amor no vive en un corazón dividido. No podemos decir que amamos a Dios, si a la vez albergamos sentimientos de odio y venganza. Eso simplemente es una mentira. El odio y la venganza son las armas del mundo que destruye toda relación ¿pero será capaz de destruir el amor? En realidad, el odio y la venganza es un amor invertido, con él se nos van todas las fuerzas cuando albergamos esos sentimientos. Por el contrario, el amor siempre llama al otro como semejanza.

Y todo, porque el amor de fe nace del amor a Dios, y tiene un nombre: Jesucristo. El amor de fe tiene una misión: la de dar a conocer este nombre con la esperanza de ser conocido, expresado, reconocido y proclamado.


Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no, son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. 1 Juan 4

miércoles, 9 de enero de 2019

No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa

El Papa Francisco

martes, 8 de enero de 2019

La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada vez más patente.
 Hay que luchar para vivir y, a menudo, para vivir con poca dignidad

El Papa Francisco

lunes, 7 de enero de 2019

La humanidad vive un giro histórico (…) 
Son de alabar los avances que contribuyen al bienestar (…) Pero no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres vive precariamente el día a día (…) 
El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos

El Papa Francisco

domingo, 6 de enero de 2019

Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades

El Papa Francisco

sábado, 5 de enero de 2019

Los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio. 
Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solo

El Papa Francisco

EL CUARTO REY MAGO

Hay una leyenda que sin ser parte de la Revelación, nos enseña lo que Dios espera de nosotros.

Se cuenta que había un cuarto Rey Mago, que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla. Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrando con diversas personas que iban solicitando de su ayuda.

Este Rey Mago las atendía con alegría y diligencia, e iba dejándoles una perla a cada uno. Pero eso fue retrasando su llegada y vaciando su cofre. Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados y miserables, y no podía dejarlos desatendidos. Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego procedía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.

Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo. El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba.

Buscó y buscó y buscó... y dicen que estuvo más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre. Mirándolo, reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, podía ver en sus ojos el brillo de aquella estrella. Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado era el Niño que por tanto tiempo había buscado.

La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz. Había fallado en su misión. Y sin tener a dónde más ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte.

Apenas habían pasado tres días cuando una luz aún más brillante que mil estrellas llenó su habitación. ¡Era el Resucitado que venía a su encuentro! El Rey Mago, cayendo de rodillas ante Él, tomó la perla que le quedaba y extendió su mano mientras hacía una reverencia. Jesús le tomó tiernamente y le dijo:

“Tú no fracasaste. Al contrario, me encontraste durante toda tu vida. Yo estaba desnudo, y me vestiste. Yo tuve hambre, y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber. Estuve preso, y me visitaste. Pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino. ¡Muchas gracias por tantos regalos de amor! Ahora estarás conmigo para siempre, pues el Cielo es tu recompensa.”

La historia no requiere explicación... nosotros somos el cuarto Rey Mago y Jesús espera que le encontremos en cada persona necesitada que se cruce en nuestro camino... hoy termina el tiempo litúrgico de la Navidad... pero deseo que la Epifanía—ese encuentro con Jesús que vive en cada hermano y hermana que sufre—nos acompañe durante todos los días de este año que comienza... DTB!

viernes, 4 de enero de 2019

A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. 
Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas

El Papa Francisco

jueves, 3 de enero de 2019

Y tampoco las puertas de los sacramentos deben cerrarse por una razón cualquiera (…) 
La Eucaristía no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles

El Papa Francisco

miércoles, 2 de enero de 2019

Pero hay otras puertas que no se deben cerrar.
 Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad"

El Papa Francisco

martes, 1 de enero de 2019

La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre.
 Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. Que nadie encuentre la frialdad de una puerta cerrada

El Papa Francisco