domingo, 28 de octubre de 2018

Cristo habite por la fe en vuestros corazones.


San Pablo, conocedor íntimo de lo que Dios ha hecho con nosotros, vive en un intenso y continuo agradecimiento que hoy expresa “doblando las rodillas ante el Padre”. Este agradecimiento se extiende en peticiones para que podamos seguir saboreando y disfrutando de las maravillas que el Señor ha hecho con nosotros y así nuestra persona, nuestro ser queden robustecidos. Empieza pidiendo para los cristianos de Éfeso y para todos los cristianos de cualquier tiempo que “Cristo habite por la fe en vuestros corazones”.

De esta manera, los cristianos no padeceremos nunca esa enfermedad tan dramática que es la soledad afectiva. Cristo habita en nuestros corazones, nunca nos deja solos, nos acompaña siempre en los buenos días y en los otros y nos da fuerzas para seguirle en todas las circunstancias de nuestra vida. En la misma línea, san Pablo realiza una nueva petición. Viviendo el amor como “nuestra raíz y nuestro cimiento”, profundicemos constantemente en él y seamos capaces de “abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo” del amor cristiano.

Caigamos también nosotros de rodillas ante nuestro Dios y vivamos agradecidos y emocionados con todo lo que nos ha regalado.


La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; ÉL ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.  … Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en SU misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de angustia La misericordia del Señor llena la tierra.  Sal 32.

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