martes, 6 de noviembre de 2018

¿Cómo enfoca usted su situación?



 Una mujer llamada Thelma Thompson habló frente a una clase y dejó a sus compañeros una fascinante lección. Sencillamente les relató que su esposo era instructor del ejército y había sido asignado a una estación de entrenamiento de reclutas en el desierto de Mojave, en California. Ella lo acompañó. Sin embargo nunca se había sentido más desdichada en su vida. Y no era para menos, el calor era insoportable y todo se llenaba de arena, incluyendo los alimentos. “Me sentía tan hundida, que decidí escribir a mis padres y contarles que quería dejarlo todo, y regresar a mi casa. No estaba dispuesta a aguantar un minuto más”.

Como respuesta el padre le mandó un trozo de un poema que la cambió por completo: “Dos hombres miraron tras las rejas de su prisión, uno el barro miró, y el otro estrellas contempló”. Thelma leyó ese verso muchas veces. Se sintió avergonzada de su auto conmiseración y decidió ver qué había de bueno en su situación. “Trataría de ver las estrellas”.

A continuación, se interesó en los indígenas del lugar y lo que ocurrió fue maravilloso. Estos le mostraron sus artesanías y sus tejidos, le regalaron dos de sus piezas favoritas, las que jamás hubieran vendido a los turistas. Comenzó a estudiar el desierto y observó, fascinada, la intensa vida que crece en medio del inhóspito lugar, los cactos y los árboles Joshua.

Conoció los hábitos de sobre vivencia de los perros de la pradera, observó las increíbles puestas de sol del desierto y buscó conchas marinas, que fueron dejadas ahí hace millones de años cuando las arenas de aquel desierto eran el fondo del Océano. “¿Qué es lo que produjo en mí un cambio tan asombroso?” se preguntó Thelma.

Y se contestó a sí misma: “El desierto de Mojave no había cambiado. Los indios no habían cambiado. Pero había cambiado yo. Había cambiado mi actitud mental, y al pasar esto, mi desdichada existencia quedó transformada en la más emocionante aventura de mi vida. Había mirado desde la prisión que yo misma me había creado y había visto las estrellas”.

Muchas veces deberíamos reenfocar nuestra actitud también, y ayudar a ser solución y no aportar al problema.

PorEmilioSantamaríaS: DaleCarnegieTrainingHonduras<noticias@dalecarnegiehn.com

Nada hagan por espíritu de rivalidad ni presunción; antes bien, por humildad, cada uno considere a los demás como superiores a sí mismo y no busque su propio interés, sino el del prójimo. Filipenses 2

Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor. Sal 130

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