La solidaridad es una reacción espontánea de quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada.
La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común.
La solidaridad debe vivirse como decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde
El Papa Francisco
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