miércoles, 29 de agosto de 2018

¿CÓMO LIMPIO SUS HERIDAS?


Honraré su Cuerpo en la Cruz, haciendo de mi cuerpo un verdadero Templo de Dios: cuidando que mi lengua no sea un medio de críticas, difamaciones y mentiras, guardando silencio para no herir. No humillaré y no insultaré, así borraré las humillaciones, burlas e insultos al siempre construir con las palabras.

Con mis ojos, miraré las maravillas que Dios creó para mí, mirando la pureza, la inocencia de los niños, mirando la grandeza del mar, los colores hermosos del universo... Evitaré mirar lo que daña mi alma…

Escucharé el canto de los pájaros, la melodía del mar, los sonidos musicales más hermosos, las palabras que edifiquen; Evitaré escuchar las críticas, las mentiras, las palabras destructivas.

Llenaré mi corazón de Amor, recibiéndolo en la Sagrada Eucaristía, uniéndome siempre a Él por medio de la oración. Así sanaré las heridas de su Corazón.
Saciaré su sed de almas, llevando almas a su Corazón Sagrado, las llevaré hablando del Amor, y sobre todo dando testimonio de Amor con mi vida.

Y cuando caiga, sabré levantarme, consciente de mi pecado y de la Infinita Misericordia de mi Señor que allá arriba en la Cruz decía: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” y “ Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso".
Perdóname, Señor, por las veces en las que no he sido amor y he contribuido en ser para Ti: latigazo, corona de espinas, beso traidor, palabra hiriente…
Sí, sí, Señor, yo sanaré tus heridas…

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