Tengamos, pues, sin cesar, ante la mirada,
el amor inmenso de Dios por nosotros.
este amor que le ha hecho soportar tantos sufrimientos
por cada uno de nosotros y que él vuelve tan dulce,
agradable, tan natural,
al concedernos las mayores gracias.
Beato Carlos de Foucauld
No hay comentarios:
Publicar un comentario