En nuestros días se advierte la creciente conciencia de que la paz mundial está amenazada,
no sólo por la carrera de armamentos, los conflictos regionales y las injusticias que todavía existen en los pueblos y entre las naciones,
sino también por la falta de respeto a la naturaleza, a la explotación desordenada de sus recursos y el progresivo deterioro de la calidad de vida.
San Juan Pablo II
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