sábado, 15 de abril de 2017

¡Bienaventurada, María!
porque aceptaste el extraño devenir
de los acontecimientos en el excelso nacimiento
de Nuestro Señor, en la humildad del silencio...
Enséñame a no buscar las glorías humanas,
sino solo la de Dios.

Gustavo Villapalos

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