Dos amigos han muerto. Tenían esposas e hijos, tenían un
proyecto de vida, ilusiones pero se les truncaron por la enfermedad.
Pero no quiero hablar de ellos hoy. Quiero hablar de la
fragilidad de la vida; creemos que la vida nos pertenece, pero no es así: estamos
para un rato.
Con la muerte de mis amigos he podido reflexionar sobre el
sentido de mi vida. He podido descubrir que tras de mi deteriorado cuerpo hay
otra cosa más importante. A veces me quejo de que ya no puedo hacer tal o cual
cosa, que me caigo con facilidad… pero ahora me doy cuenta que es solo una carcasa pasajera, y que un día
la dejare para ser completamente feliz.
Aquí estamos de paso y todo lo que tenemos, por mucho
aprecio que le tengamos, lo dejaremos, lo material es una cosa que dura poco:
lo que nos dure la vida. Como dice mi madre. Todos moriremos desnudos
Querido Miguel. "El Hombre, con mayúscula, es la medida de todas las cosas". Pero ese Hombre no es el hombrecito corriente con sus impulsos irracionales o sus opiniones recibidas de otros. Es el Hombre que día a día se ha ido formando como ser que razona y que puede autogobernarse. Es el Hombre que ha descubierto que tiene un cuerpo al que debe querer mucho porque sabe que, dentro de él, en un lugar muy próximo a su corazón,, descansa el Espíritu Santo...Es fundamental aprender a desprenderse ya de las cosas que nos impiden comenzar a vivir ya esa "vida eterna"anticipada identificados con Cristo, en los Brazos amorosos del Padre y dóciles a las mociones del Espíritu que nos conduce.
ResponderEliminarSupe por Nayara que tu mamá sufrió una indisposición en Marbella; decidme algo, ¿Cuando regresáis a Málaga?. Recibtd un abrazo con mucho,mucho cariño. MªJosé