4. CONFÍA
Hemos visto a nuestro Juan como es testigo de un accidente de moto, ir a
juicio y decir lo que ha visto; al regresar a casa esta contento porque sabe
que ha hecho todo lo que he podido y tiene la conciencia tranquila.
Es lo que tenemos que llegar a sentirnos cuando nos acostarnos: de
saber que hoy hemos hecho algo a favor del Reino, ¿y para que, si mañana no lo
veo?. Eso no importa: no estamos aquí ver los frutos. Estamos para transmitir
la buena nueva a los niños y jóvenes y basta: que nos falla un niño, pues
seguro que vienen otros; y un equipo, no te preocupes, forma otro. Lo
importantes son dos cosas: no desesperarse, y saber en que se ha fallado, si es
que has fallado.
Cuando María se le apareció un ángel cuando estaba en oración se puso en
manos de Señor: "hágase Tu voluntad". Nosotros no tenemos la
confianza que tuvo Ella, pero si podemos imitarla: Si hemos dicho que si a una
serie de "compromiso", pues si somos consecuentes con ello, tendremos
que decir que no a la comodidad, por ejemplo, nos hemos de confiar a nuestro
Movimiento y ponernos a su servicio, no importa si lo veo o no. ¿Acaso María
sabia lo que implicaba ser la
Madre del Salvador?.
La confianza implica una obediencia, pues si no obedecemos ello quiere
decir que pensamos que se equivoca, entonces ya no confiamos. Si obedecemos al movimiento
y a la Iglesia
es signo que estaremos en sus manos. Cuando cantamos que queremos se arcilla
entre sus manos, decimos "hágase en mi tu voluntad".
También hay que confiar en nuestras cualidades, no te achiques, ya que
Dios nos a puesto unos talentos a nuestra disposición. Y no que hay que
desaprovecharlos, no debemos. Pero algunos no sepamos llevar nuestros
talentos... Como hemos dicho antes, pongamos nuestra persona, aunque creamos
que sirvamos para nada, a nuestro movimiento que seguro que tienen una función
para nosotros.
Tenemos que confiar en alguien que nos guíe, nos aconseje, y nos arrope
cuando tenemos momentos de confusión, no es bueno en quedarse aislado en
momentos de vacilación. Nos ponemos en contacto con alguien que tengamos
confianza y, por supuesto, tenga las ideas claras. Difícilmente nos puede
ayudar una persona de fuera del Movimiento en una cuestión de él.
Una señal de la confianza es la alegría, pues es un hombre
despreocupado, capaz de transmitir optimismo ante las dificultades. Un
cristiano que va por la vida intranquilo por causa de los bienes materiales, no
puede dar un buen testimonio porque transmite inquietud por un segundo dios. Si
bien Dios no quiere que seamos mendigos.
Hemos visto a nuestro Juan como es testigo de un accidente de moto, ir a
juicio y decir lo que ha visto; al regresar a casa esta contento porque sabe
que ha hecho todo lo que he podido y tiene la conciencia tranquila.
Es lo que tenemos que llegar a sentirnos cuando nos acostarnos: de
saber que hoy hemos hecho algo a favor del Reino, ¿y para que, si mañana no lo
veo?. Eso no importa: no estamos aquí ver los frutos. Estamos para transmitir
la buena nueva a los niños y jóvenes y basta: que nos falla un niño, pues
seguro que vienen otros; y un equipo, no te preocupes, forma otro. Lo
importantes son dos cosas: no desesperarse, y saber en que se ha fallado, si es
que has fallado.
Cuando María se le apareció un ángel cuando estaba en oración se puso en
manos de Señor: "hágase Tu voluntad". Nosotros no tenemos la
confianza que tuvo Ella, pero si podemos imitarla: Si hemos dicho que si a una
serie de "compromiso", pues si somos consecuentes con ello, tendremos
que decir que no a la comodidad, por ejemplo, nos hemos de confiar a nuestro
Movimiento y ponernos a su servicio, no importa si lo veo o no. ¿Acaso María
sabia lo que implicaba ser la
Madre del Salvador?.
La confianza implica una obediencia, pues si no obedecemos ello quiere
decir que pensamos que se equivoca, entonces ya no confiamos. Si obedecemos al movimiento
y a la Iglesia
es signo que estaremos en sus manos. Cuando cantamos que queremos se arcilla
entre sus manos, decimos "hágase en mi tu voluntad".
También hay que confiar en nuestras cualidades, no te achiques, ya que
Dios nos a puesto unos talentos a nuestra disposición. Y no que hay que
desaprovecharlos, no debemos. Pero algunos no sepamos llevar nuestros
talentos... Como hemos dicho antes, pongamos nuestra persona, aunque creamos
que sirvamos para nada, a nuestro movimiento que seguro que tienen una función
para nosotros.
Tenemos que confiar en alguien que nos guíe, nos aconseje, y nos arrope
cuando tenemos momentos de confusión, no es bueno en quedarse aislado en
momentos de vacilación. Nos ponemos en contacto con alguien que tengamos
confianza y, por supuesto, tenga las ideas claras. Difícilmente nos puede
ayudar una persona de fuera del Movimiento en una cuestión de él.
Una señal de la confianza es la alegría, pues es un hombre
despreocupado, capaz de transmitir optimismo ante las dificultades. Un
cristiano que va por la vida intranquilo por causa de los bienes materiales, no
puede dar un buen testimonio porque transmite inquietud por un segundo dios. Si
bien Dios no quiere que seamos mendigos.
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