Un día fuimos a un vivero; es
inmenso, quizás el mas grade de Málaga. Por allí habían puesto un decorado de
una granja: una era, unos pollos, un burro… delante había un banco donde
sentarse, y allí esperé a la familia. Estaba distraído viendo como la gente
pasaba y hacían sus compras. De pronto paso un niño fijándose en la granja, y
le dice a su madre: “mama, mama, el que esta sentado es el granjero, pero… ¡se
mueve muy raro! La madre no sabia donde meterse, yo le hice
señas que eran cosas de niños…
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