Creer en el Espíritu Santo es
profesar la fe en la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del
Padre y del Hijo y «que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria». El Espíritu Santo «ha sido enviado a nuestros corazones» (Ga 4,
6), a fin de que recibamos la nueva vida de hijos de Dios. (Compendio 136).
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