En un país en el que no existe un sistema educativo
como lo conocemos nosotros en Occidente;
en el que la tasa de alfabetización es inferior al 50 % de la población y en el
que los católicos suponen una exigua minoría, la calidad de los colegios y
escuela católicas sobresalen por encima de otros colegios privados y de las
madrazas coránicas.
No en vano, lo graduados procedentes de los colegios
misioneros y de las universidades católicas son los mejores alumnos de Bangladesh, según los datos
publicados a mitad del curso pasado.
En total, la Iglesia dirige 52 colegios de educación
secundaria, 4 universidades, una escuela de magisterio y decenas de escuelas
de educación primaria por todo el país.
Una muestra de la calidad de la enseñanza católica es que la
mayoría de sus alumnos son hijos de
musulmanes que prefieren pagar la formación de sus hijos en escuelas
católicas.
Entre todos los centros
educativos de la Iglesia, destacan los denominados hostels, complejos generalmente rurales que implementan las
escuelas en régimen de internado con la iglesia y todo tipo de actividades
parroquiales para los chicos.
El futuro de Bangladesh pasa por
las escuelas, nos decía un sacerdote local, mientras miraba con los ojos llenos
de esperanza a un puñado de críos que correteaban alegres en torno suyo, al pie
de un altar de una iglesia en medio de la selva.
(Tomado de Iglesia necesitada)
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