miércoles, 30 de abril de 2014

¿En qué fechas se celebrará a San Juan Pablo II y San Juan XXIII?

VATICANO, 30 Abr. 14 / 06:26 am (ACI/EWTN Noticias).- La Iglesia Católica cuenta con dos nuevos santos desde el domingo 27 de abril: San Juan Pablo II, el Papa de la familia; y San Juan XXIII, el Papa de la docilidad al espíritu, ambos testigos de la misericordia.
La fecha de celebración universal de San Juan XXIII será el 3 de junio, ya que fue en la misma fecha de 1963 falleció a los 81 años de edad. Sin embargo, en la diócesis de Bérgamo (Italia) se le recuerda el 11 de octubre, porque fue el 11 de octubre de 1962 la fecha en la inauguró el Concilio Vaticano II que él convocó.
San Juan XXIII no es el único santo con dos fechas distintas de celebración. Por ejemplo, la fiesta de Santa Rosa de Lima - primera Santa de América - se celebra en el Perú el 30 de agosto, mientras que el resto del mundo la recuerda el 23 del mismo mes.
La fecha para la fiesta de San Juan Pablo II será el 22 de octubre, en recuerdo del inicio de su pontificado en 1978.

sábado, 26 de abril de 2014

Decálogo de la serenidad de Juan XXIII


1 Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver los problemas de mi vida todos de una vez.

2 Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: seré cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.

3 Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.

4 Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.

5 Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura recordando que, así como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

6 Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

7 Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

8 Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9 Sólo por hoy creeré, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.

10 Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.

lunes, 21 de abril de 2014

Miles de fieles acuden a San Pedro para la Pascua de Resurrección

Desde Holanda han llegado 35.000 plantas y flores para dar color a la plaza
Por Rocío Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre ha presidido en el sagrado de la Basílica Vaticana la solemne celebración de la misa del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor.
En la celebración han participado fieles y peregrinos procedentes de todo el mundo venidos a Roma en ocasión de las fiestas pascuales. Se calcula que unos 150.000 fieles han llenado la plaza de San Pedro y parte de la Vía de la Conciliación para seguir la liturgia de este Domingo de Pascua con el Pontífice. Hoy Francisco no ha dado homilía, ya que al finalizar la misa impartirá desde la Loggia la bendición "Urbi et Orbi".
Desde primeras horas de la mañana, los fieles se fueron dirigiendo a la Plaza de San Pedro para poder participar de la celebración con el Santo Padre. Francisco ha llegado pasadas las 10.00 de la mañana y la misa dio inicio a las 10.15. El Pontífice, vestido con los paramentos blancos ha sido el único celebrante de la misa de Pascua. Tal y como está previsto en el ritual, los cardenales y los obispos presentes han asistido a la liturgia pero sin concelebrar.
La celebración ha comenzado con el rito del "Resurrexis". Dos diáconos fueron los encargados de abrir ante el Papa una imagen de Cristo resucitado y, tras la veneración, el Papa lo ha besado y echado el incienso. Es un icono que fue realizado siguiendo el modelo medieval. El nuevo ícono, igual que el antiguo, representa la figura del Salvador sentado en el trono.

Este año, Oriente y Occidente celebran en la misma fecha la Resurrección del Señor y por eso hoy, al finalizar la lectura del Evangelio, se ha rezado la oración Stichi y Stichirá, canto de la liturgia bizantina que antiguamente se cantaba ante el Papa el día de Pascua.
La Oración de los fieles ha reunido a representantes de diversas lenguas, quienes elevaron plegarias a Dios en chino, hindi, alemán, francés y coreano. Así como en el Ofertorio, que se ha podido ver a personas de distintas razas y culturas.
La misa ha concluido con el canto del Regina Coeli mientras el Santo Padre rezaba frente a una estatua de la Virgen María. Al son de trompetas, Francisco se ha subido al jeep descubierto para realizar un pequeña vuelta por los pasillos de la plaza y así saludar a los fieles.
Una florida Plaza de San Pedro ha dado el color a la mañana de la Resurrección. 12.000 tulipanes rosas, amarillos, naranjas, blancos, rosas y violetas junto a 6.000 narcisos de varios colores y 2.500 perfumados jacintos enmarcados por arbustos y árboles jóvenes, es lo que el grupo de 30 floristas holandeses ha creado con flores traídas desde su  país, para dar brillo y color a la Plaza en este soleado Domingo de Pascua.
Más de 2.500 rosas blancas han sido colocadas en torno al altar. La subida hacia el altar ha estado marcada por 8.000 pequeños narcisos. Asimismo la Loggia de la bendición ha estado adornada por flores blancas y verdes.
Las flores y las plantas en la Plaza de San Pedro ofrecidas por floricultores holandeses ya se ha convertido en una tradición. La idea nació en 1985, cuando se pidió al florista holandés Nic van der Voort acudir a Roma para preparar la decoración floral durante la ceremonia de beatificación del sacerdote holandés Titus Brandsma. Fue entonces cuando nació la idea de hacer en Pascua un homenaje floral y se pusieron de acuerdo para las celebraciones de 1986.
En total, 35.000 plantas y flores se han usado para la decoración de la Plaza. Todos los bulbos se cultivan a propósito para este evento, así como arbustos y árboles en flor. Sólo de esta manera se puede estar seguro que todos estén en floración en el momento adecuado.

martes, 15 de abril de 2014

Vaticano: primeras estampas de Juan Pablo II y Juan XXIII con la aureola

Por H. Sergio Mora


CIUDAD DEL VATICANO, 15 de abril de 2014 (Zenit.org) - En la inminencia de la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII, en la Sala de Prensa de la Santa Sede fueron puestas a disposición del público dos estampitas, de ambos pontífices, con la aureola de santos. La aureola está permitida solamente a quienes son canonizados y en la inminencia de la ceremonia del 27 de abril, las imprentas ya están imprimiendo.

Ambas tienen una oración. La de Juan XXIII dice: “Tu persona simple y tranquila perfumaba de Dios y encendía en el corazón el deseo de la bondad”... Y concluye: “Reza por nosotros para que no nos limitemos a llorar la oscuridad sino que encendamos la luz, llevando a todas partes Cristo y rezando siempre a María. Amén”.

La de Juan Pablo II inicia: “Oh san Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición y bendice a la Iglesia, que tu has servido y guiado, empujándola con coraje en las vías del mundo para llevar a Jesús a todos, y todos a Jesús...”

Y concluye “Oh san Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos al lado de María, enciende en todos nosotros la bendición de Dios. Amén

jueves, 10 de abril de 2014

Un libro sobre: 'La monja que salvó a Juan Pablo II'

Sor Rita Montanella fue hija espiritual de san Pío de Pietrelcina. La obra desvela que el fraile capuchino predijo el atentado de Alí Agca contra el pontífice polaco
Por Iván de Vargas
MADRID, 10 de abril de 2014 (Zenit.org) - San Pío de Pietrelcina profetizó el magnicidio frustrado de Alí Agca contra Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981. Se trata de una de las revelaciones de la vaticanista Cristina Siccardi en su libro "La monja que salvó a Juan Pablo II" (Ed. San Román).
Por tanto, el Padre Pío no sólo vaticinó que Karol Wojtyla sería papa sino también que sufriría un atentado del que saldría milagrosamente vivo gracias a la providencial intervención de la Virgen de Fátima y de una monja agustina, hija espiritual del propio fraile capuchino que se encontraba aquel día misteriosamente en la plaza de San Pedro.
¿Quién es esa mujer de la que ningún medio de comunicación se hace eco, pero a la que el propio criminal responsabiliza de frustrar el asesinato del Pontífice polaco? En su obra, Siccardi presenta una rigurosa investigación sobre sor Rita del Espíritu Santo, conocida como la 'niña' del Padre Pío, que falleció en olor de santidad el 26 de noviembre de 1992 en el monasterio de clausura de la Santa Croce sull’Arno. 
De forma apasionante, la periodista e historiadora italiana explica como el padre Franco D’Anastasio, que trató a la religiosa durante muchos años y mantuvo numerosas conversaciones privadas con ella, las cuales sólo accedió a revelar tras su muerte, relata una de sus bilocaciones aquel fatídico 13 de mayo de 1981 en San Pedro.
En su declaración ante el juez, el sicario turco reconoció que una monja, en el momento del disparo desvió el tiro, que de lo contrario habría sido mortal. La propia mística reveló al sacerdote pasionista que ella fue la protagonista de ese hecho, añadiendo que ese día también estaba presente María Santísima en la Plaza.
En 2006, con motivo del vigésimo quinto aniversario del atentado del Papa, el cardenal Stanisław Dziwisz recibió una declaración firmada por el padre D'Anastasio, y refrendada por un notario, en la que figuran las palabras exactas que le refirió entonces sor Rita Montella. 
La 'vida de reparación' de esta monja de clausura se mezcla con la del Padre Pío, y está llena de dones y carismas (entre otros, sus bilocaciones). Su vínculo con el fraile capuchino es muy especial y está documentado por el padre Teófilo dal Pozzo, una auténtica autoridad franciscana, que fue superior de la Provincia Capuchina de Foggia y director espiritual de la religiosa durante un tiempo, y también superior directo y amigo del santo.
El padre Teófilo fue testigo de las misiones compartidas de Pío de Pietrelcina y de sor Rita. Asimismo, fue el primero que verificó, de una manera rigurosa y profunda, los carismas que había recibido la religiosa agustina, junto con el padre D'Anastasio.

miércoles, 9 de abril de 2014

La cruz no es un adorno

Francisco en la homilí­a de este martes explica que el cristianismo es una persona y no una doctrina filosófica. Nuestros pecados sólo se curan con las llagas del Señor
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 08 de abril de 2014 (Zenit.org) - "No hay cristianismo sin la cruz". Ésta ha sido la idea central de la homilía del papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. En sus palabras, el Pontífice ha subrayado también que "no hay posibilidad de salir solos de nuestro pecado" y ha reiterado que la Cruz no es un adorno para colocar en el altar, sino el misterio del amor de Dios.
Caminando en el desierto, el pueblo murmuraba contra Dios y contra Moisés. Pero cuando el Señor envió unas serpientes, el pueblo admitió su pecado y pidió una señal de salvación. El Santo Padre se ha referido a la Primera lectura, tomada del Libro de los Números, para reflexionar sobre la muerte en el pecado. Y en seguida ha constatado que Jesús, en el Evangelio de hoy, advierte a los fariseos diciéndoles: "Moriréis en vuestro pecado":
"No hay posibilidad de salir solos de nuestro pecado. No hay posibilidad. Estos doctores de la ley, estas personas que enseñaban la ley, no tenían una idea clara acerca de esto. Creían, sí, en el perdón de Dios, pero se sentían fuertes, suficientes, lo sabían todo. Y al final había hecho de la religión, de la adoración a Dios, una cultura con valores, reflexiones, ciertos mandamientos de conducta para ser educados, y pensaban, sí, que el Señor puede perdonar, lo sabían, pero (estaba) demasiado lejos todo esto".
El Señor en el desierto, ha recordado más tarde, le ordena a Moisés que haga una serpiente y la ponga en una vara y el que sea mordido por las serpientes, y la mire, vivirá. Pero, ¿qué es la serpiente?, se ha preguntado el Papa. "La serpiente es el símbolo del pecado", como vemos en el Libro del Génesis cuando "fue la serpiente la que sedujo a Eva, al proponerle el pecado". Y Dios, ha indicado, manda levantar el "pecado como una bandera de la victoria". Esto, ha explicado Francisco, "no se comprende bien si no entendemos lo que Jesús nos dice en el Evangelio". Jesús dice a los Judíos: "Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que soy yo". En el desierto, ha proseguido, ha sido por tanto elevado el pecado, "pero es un pecado que busca la salvación, porque se cura allí". El que es elevado, ha destacado, es el Hijo del hombre, el verdadero Salvador, Jesucristo:
"El cristianismo no es una doctrina filosófica, no es un programa de vida para sobrevivir, para ser educados, para hacer las paces. Estas son las consecuencias. El cristianismo es una persona, una persona elevada en la Cruz, una persona que se aniquiló a sí misma para salvarnos; se ha hecho pecado. Y así como en el desierto ha sido elevado el pecado, aquí que se ha elevado Dios, hecho hombre y hecho pecado por nosotros. Y todos nuestros pecados estaban allí. No se entiende el cristianismo sin comprender esta profunda humillación del Hijo de Dios, que se humilló a sí mismo convirtiéndose en siervo hasta la muerte y muerte de cruz, para servir".
Y por eso el Apóstol Pablo, ha afirmado, "cuando habla de lo que él se gloria -incluso se puede decir de lo que nos gloriamos nosotros"- dice: "De nuestros pecados". Nosotros, ha observado el Pontífice, "no tenemos otras cosas de las que gloriarnos, esta es nuestra miseria". Pero, ha añadido, "por la misericordia de Dios, nos gloriamos en Cristo crucificado". Y por eso, ha asegurado, "no hay cristianismo sin la cruz y no hay cruz sin Jesucristo". El corazón de la salvación de Dios, ha insistido, "es su Hijo, que tomó sobre sí todos nuestros pecados, nuestras soberbias, nuestras seguridades, nuestras vanidades, nuestros deseos de ser como Dios". Po eso, ha advertido, "un cristiano que no sabe gloriarse en Cristo crucificado no ha entendido lo que significa ser cristiano". Nuestras llagas, ha apuntado, "las que deja el pecado en nosotros, sólo se curan con las llagas del Señor, con las llagas de Dios hecho hombre, humillado, aniquilado". "Esto -ha reiterado el Santo Padre- es el misterio de la Cruz":
"No es un adorno, que siempre hay que poner en las iglesias, sobre el altar, allí. No es un símbolo que nos distingue de los demás. La Cruz es el misterio, el misterio del amor de Dios, que se humilla a sí mismo, se hace "nada", se hace pecado. ¿Dónde está tu pecado? 'Pero no lo sé, tengo tantos aquí'. No, tu pecado está allí, en la Cruz. Vete a buscarlo allí, en las llagas del Señor, y tu pecado se curará, tus llagas sanarán, tu pecado te será perdonado. El perdón que Dios nos da no consiste en eliminar una cuenta que tenemos con Él: el perdón que Dios nos da son las llagas de su Hijo en la Cruz, elevado en la Cruz. Que nos atraiga hacia Él y que nos dejemos sanar".

viernes, 4 de abril de 2014

Francisco en Sta. Marta: hay que rezar como se habla con un amigo

El Santo Padre en la homilí­a de este jueves invita a rezar como lo hacía Moisés, hablar cara a cara con Dios, y recuerda que la oración nos cambia el corazón
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 03 de abril de 2014 (Zenit.org) - La oración es una lucha con Dios y se hace con libertad e insistencia, como un diálogo sincero con un amigo. Esta oración cambia nuestro corazón, porque nos hace conocer mejor cómo Dios es realmente. Esta ha sido la idea central del Santo Padre en la homilía de este jueves en la misa celebrada en Santa Marta.
Francisco ha recordado el diálogo de Moisés en el monte Sinaí, cuando Dios quiso castigar a su pueblo porque había hecho un ídolo: el becerro de oro. Y Moisés rezó con fuerza para que el Señor se lo piense. "Esta oración es una verdadera lucha con Dios. Y Moisés habla libremente delante del Señor y nos enseña cómo rezar, sin miedo, libremente, también con insistencia. Moisés insiste. Es valiente. La oración debe ser también un 'negociar con Dios', con 'argumentaciones'", ha afirmado el Papa. Moisés al final convence a Dios y la lectura dice que "el Señor se arrepintió del mal con el que había amenazado a su pueblo". Pero -ha preguntado el Santo Padre- "¿quién ha cambiado aquí? ¿El Señor ha cambiado? Yo creo que no".
Y lo ha explicado de la siguiente manera: "El que ha cambiado es Moisés, porque Moisés creía que el Señor habría hecho esto, creía que el Señor habría destruido a su pueblo y él busca, en su memoria, cómo había sido bueno el Señor con su pueblo, como lo había librado de la esclavitud de Egipto y llevado a una tierra prometida. Y con estos argumentos intenta convencer a Dios, pero en este proceso él reencuentra la memoria de su pueblo, y encuentra la misericordia de Dios. Este Moisés, que tenía miedo, miedo que Dios hiciera esto, al final baja del monte con algo grande en su corazón: nuestro Dios es misericordioso. Sabe perdonar. Puede retroceder en sus decisiones. Es un Padre".
Francisco ha observado que todo esto Moisés lo sabía, "pero lo sabía más o menos oscuramente y en la oración lo reencuentra. Y es esto lo que hace la oración en nosotros: nos cambia el corazón".
El Santo Padre ha añadido: "La oración nos cambia el corazón. Nos hace entender mejor cómo es nuestro Dios. Pero por esto es importante hablar con el Señor, no con palabras vacías - Jesús dice: 'como hacen los paganos'. No, no: hablar con la realidad: 'Pero, mira, Señor, que tengo este problema, en la familia, con mi hijo, con esto, con lo otro...¿Qué se puede hacer? Pero mira, que ¡tú no me puedes dejar así!' ¡Esta es la oración! Pero, ¿tanto tiempo toma esta oración? Sí, toma tiempo".
El tiempo que se necesita para conocer mejor a Dios, como se hace con un amigo. Y es que la Biblia dice, ha recordado el Papa, que Moisés rezaba con el Señor como un amigo habla con otro amigo. Y ha indicado Francisco: "La Biblia dice que Moisés hablaba al Señor cara a cara, como a un amigo. Así debe ser la oración: libre, insistente, con argumentaciones. Y también reprendiéndole un poco: 'Pero, tú me has prometido esto, y esto no lo has hecho...', así, como se habla con un amigo. Abrir el corazón a esta oración. Moisés bajó del monte vigorizado. 'He conocido más al Señor', y con esa fuerza que le había dado la oración, retoma su trabajo de conducir al pueblo hacia la Tierra prometida. Porque la oración vigoriza, vigoriza. El Señor nos da a todos la gracia, porque rezar es una gracia".
Para finalizar, el Papa ha indicado que en cada oración está el Espíritu Santo y que no se puede rezar sin Él, porque es Él quien reza en nosotros, es Él quien nos enseña a decir Dios 'Padre'. Y por eso, Francisco ha invitado a pedir al Espíritu Santo que "Él nos enseñe a rezar, sí, como ha rezado Moisés, a negociar con Dios, con libertad de espíritu y valentía. Y el Espíritu Santo, que está siempre presente en nuestra oración, nos conduzca por este camino".

miércoles, 2 de abril de 2014

LAS TRES REJAS

Un joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:
-Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
-¡Espera! –lo interrumpe el filósofo- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas?
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguién?
-No, en realidad, no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces –dijo el sabio sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.