sábado, 4 de marzo de 2017

¿Qué debemos hacer cuando encontramos a un mendigo?


(ZENIT – Ciudad del Vaticano) La primera cosa que se hace cuando uno encuentra a un mendigo es saludarlo, “Buenos días, ¿cómo estas?” porque quien vive por la calle entiende inmediatamente cuando hay un interés real por parte de la otra persona o cuando hay”.
El papa Francisco le responde a ‘Scarp de tenis’, una revista de calle apoyada por la diócesis de Milán, una serie de preguntas. Así en el número que ha salido el último día de febrero explica que “Se puede ver una persona sin hogar y mirarlo como una persona, o como un perro. Y ellos se dan cuenta de esta forma diferente de mirar”, explica el Santo Padre.
Y narró una hecho real: “En el Vaticano es famosa la historia de una persona sin hogar, de origen polaco, que solía estar en la Piazza Risorgimento en Roma. No hablaba  con nadie, ni siquiera con los voluntarios de Cáritas que por la noche le llevaban una comida caliente. Sólo después de mucho tiempo consiguieron que les contase su historia: “Soy un sacerdote, conozco muy bien a vuestro Papa, estudiamos juntos en el seminario”.
La voz llegó a San Juan Pablo II, que oyó el nombre y confirmó que había estado con él en el seminario y quiso encontrarlo. Se abrazaron después de cuarenta años, y al final de la audiencia, el Papa le pidió que lo confesara al sacerdote que había sido su compañero. “Pero ahora te toca a ti”, dijo el Papa. Y su compañero de seminario fue confesado por el Papa.
Gracias al gesto de un voluntario, de una comida caliente, de unas palabras de consuelo, de una mirada bondadosa, esta persona pudo recuperarse y hacer una vida normal que lo llevó a ser capellán de un hospital.
El Papa lo había ayudado, por supuesto, esto es un milagro, pero también es un ejemplo para decir que las personas sin hogar tienen una gran dignidad”.
Francisco contó también que en el arzobispado de Buenos Aires en una reja entre un portal y la acera “vivían una familia y una pareja. Los encontraba cada mañana cuando salía. Los saludaba e intercambiaba unas palabras con ellos. Nunca pensé en echarles”.
Añadió que alguien le dijo: ‘Ensucian la Curia’. El Santo padre en la entrevista aseguró: “Pero la suciedad está dentro. Yo creo que hay que hablar con la gente con gran humanidad, no como si tuvieran que pagarnos una deuda y no tratarlos como si fueran pobres perros”.

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