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Tenemos que
pensar en la oración, su importancia y como realizarla. Es bueno fijarnos en
los que decimos al rezar, porque nuestra oración nos muestra como somos
verdaderamente: lo que nos preocupa, de qué nos sentimos necesitados, qué
atención prestamos a los demás, si queremos cumplir la voluntad de Dios
anteponemos la nuestra, si damos gracias o solamente pedimos… la oración nos
muestra qué idea tenemos de Dios, pero también lo que pensamos sobre nosotros
mismos.
En el libro
del Eclesiástico leemos que los gritos
del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan. Es
decir, para orar verdaderamente siempre debemos reconocernos necesitados y darnos
cuenta de la distancia infinita que hay entre Dios y nosotros. Sin embargo, la
conciencia de nuestra pequeñez ante Dios no impide nuestra oración, sino que la
hace más eficaz. Así la Virgen, en el Magnificat señala que Dios ha mirado la humillación de su esclava.
Todos somos pobres y necesitamos a Dios. Solo Él puede saciar nuestro corazón y
hemos de acudir con confianza a Él. A veces pienso en los pobres que se me
acercan a pedir limosna y en el coraje que tienen para reconocer su indigencia.
Pienso que, en general, solo por eso, merecen ser atendidos. Cuando insisten,
veo que así debe ser nuestra oración.
David AMADO
FERNÁNDEZ
Yo, además de mis egoísmos, reconozco que no sé pedir lo que me conviene y prefiero no pedir nada y conformarme a lo que me de.La verdad es que nuestra oración debiera ser sólo de alabanza, pero Dios nos ama tanto que si le pidiéramos algo que no nos hiciera daño, nos lo concedería...Besos. MªJosé
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