Jesús habita en la casa de José.
Come en su mesa, le habla,
le acaricia, le obedece,
hasta le sirve, y le acompaña en su trabajo:
en fin, se encuentra a su lado a la hora de ls muerte,
le ayuda en su último combate,
recibe su último suspiro y le cierra los ojos,
¡Cuántas gracias!, ¡qué de consuelos!,
!oh hermosa vida!, ¡oh dulce muerte!.
San Claudio de la Colombiére
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