Recientemente he recibido una circular de los Padres Reparadores, y me ha parecido bastante enriquecedora
Querido bienhechor.
Como cada año por estas fechas, con el nuevo curso ya iniciado, le
hago llegar mi saludo cariñoso y agradecido, extensible a todos sus seres
queridos. Espero y deseo que se encuentre bien y le pido a Dios, le fortalezca
y le llene de esperanza ante la adversidad.
Siempre le estamos agradecidos, por su
apoyo incondicional a esta gran tarea de formación y acompañamiento vocacional.
Le hago llegar un pequeño detalle, que quiere unirnos más, si cabe, a quien nos
anima y mantiene, que es el Corazón de Jesús. Se trata de un llavero con el
signo que nos identifica como Congregación: nuestra cruz dehoniana.
Dicen, que la vida está hecha de pequeños
detalles, pues eso es lo que deseamos compartir con usted, un pequeño detalle
que, para nosotros, tiene un valor especial y marca toda nuestra vida. La cruz
es el signo del cristiano y en esta que le ofrezco, va expresado todo el
significado de ese signo. Un corazón en el centro, hace que en ella veamos el
amor de Dios, que tuvo su máxima expresión en la entrega de su propio Hijo, por
todos los hombres, por amor.
También dicen, que la vida es como una
cruz, dura y difícil de llevar, pero cuando a esa cruz le ponemos corazón y
hacemos que el amor que nos mueve sea muy grande, la cruz se hace más llevadera
y ligera. Solemos decir de nuestra cruz Dehoniana, que cuanto más grande es el
corazón, más pequeña es la cruz.
Esa cruz es un signo de identidad como cristiano y como parte de esta
familia de los Sacerdotes del Corazón de Jesús o Dehonianos, haciendo
referencia a nuestro querido padre Fundador, el venerable Juan León Dehon. Que
sea algo que nos acompañe siempre y nos ayude a sentirnos unidos a tantos que
comparten nuestra misma fe por todo el mundo. Acójala con el mismo cariño con
el que se la enviamos. Y que este símbolo, presente en nuestras manos, nos
ayude a acordarnos más veces del Señor y de lo que fue capaz de hacer por todos
nosotros y por nuestra salvación: entregar la propia vida.