Cada domingo, tras la proclamación del evangelio,
la asamblea fija los ojos en el sacerdote y espera su palabra. Es la cruz del
presbítero pues ¿cómo poner palabra a la Palabra de Dios? ¿Cuál debe ser el objetivo
de la homilía?
Juan Sebastián Bach
comienza su "Origen de la familia de los músicos Bach" de esta
manera: "Veit Bach, un panadero que vivía en Hungría, fue obligado a
abandonar este país por defender su fe. Tras haber convertido, en la medida que
le fue posible, sus bienes en especies sonantes se fue a Alemania y en
Turingia, encontró plena libertad para ejercitar su religión.
Se estableció en
Vechmar, cerca de Toha, donde reemprendió su oficio. Le gustaba servirse de una
pequeña cítara que llevaba al molino para tocar, mientras la rueda estaba en
movimiento. ¡Admirable concierto! De este modo aprendió a llevar el compás
exacto. Tal fue, aparentemente, el comienzo de la música de la familia
Bach".
¿Cuál debe ser el
objetivo de la homilía? Ayudar a que cada uno de los oyentes, comenzando por el
predicador, aprenda a tocar la cítara de su vida al compás que marca Cristo que
se nos da en la gratificante mesa de su palabra y su pan.
P. Lorenzo Oreyana
No hay comentarios:
Publicar un comentario