miércoles, 21 de agosto de 2013

Llora con el que llora



Ángel, síndrome de Down, pertenecía al grupo de  jóvenes de la parroquia y su presencia nos hacía más generosos a todos. Un día, su padre esperaba que le contase qué tal lo había pasado en la visita cultural programada por su centro escolar. Por eso, cuando fue a recogerlo, le pregunto:

-¿Qué tal la excursión?
- Tú digas nada, le respondió en serio, pero es que yo no he ido de excursión
- ¡Que no has ido” “no he ido” repitió movimiendo la cabeza.

El padre permaneció en silencio y Ángel se abrió de brazos y prosiguió con un leve tartamudeo:

- Es que a Juan, mi amigo, le ha muerto su abuela
- ¿y tú que has hecho? - pregunto el padre
- Pues me he quedado con él
- ¿Los dos solos?
- Si, los dos solos
- ¿y que habéis hecho?
- Nos hemos sentado en el suelo.
- ¿nada más? -Preguntó el padre extrañado
- Si, hasta que Juan se puso al llorar
-Ahh, y entonces ¿que hiscistes?
- Pues, que me puse a llorar con él.

El padre abrazó a Ángel y le dijo:

-          Eso hacen los buenos amigos
-          Sabía que lo entenderías – dijo sonriendo


 (anónimo)

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