miércoles, 10 de julio de 2013

Juan Pablo II se confiesa con un sacerdote mendigo

El sacerdote estaba triste, y Juan Pablo II se percato de ello. El sacerdote le explicó que, de camino a la Misa con el Papa, se había encontrado con un viejo amigo que se había ordenado con él y que ahora mendigaba en los muros del Vaticano. El Papa pidió al sacerdote que se trajera a su amigo a cenar. Después de la cena, el Papa quiso confesarse con él, pero el sacerdote mendigo se asustó: “Es que estoy suspendido”. La respuesta: “Una vez sacerdote, siempre sacerdote”. A continuación, se confesó el Santo Padre, y también el “hijo pródigo”.

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