jueves, 27 de junio de 2013

Buscando soluciones a emergencias educativas

En el proceso de reconstrucción de las obras salesianos, una etapa de gran importancia era la reedificación de la gran estruc­tura salesiana en Haití, la Escuela Nacional de Artes y Oficios" (ENAM), la primera comunidad abierta por los Salesianos en el país, en 1935, situada en el barrio La Satine. La reapertura, mediante una solemne ceremonia tuvo lugar el pasado 21 de diciembre.

Hace tres años, el seísmo destruyó en apenas 45 segundos fami­lias y edificios, pero la vida y la voluntad del pueblo haitiano de trabajar para salir adelante no fueron destruidas. Los Salesianos de Haití tuvieron claro desde el primer momento que su misión primordial seguía siendo invertir en la educación de niñas, niños y jóvenes, que son el porvenir de la sociedad, de la Iglesia y del país. "Para nosotros, los Salesianos, la cuestión educativa de los más necesitados es el centro de nuestra acción. La tarea de formar a los jóvenes de manera integral, y más hoy en Haití, responde a los retos que nuestro carisma nos marca y que son conceder toda prioridad a las necesidades de los jóvenes. Pue­do afirmar que Haití, hoy, está en una situación de emergencia educativa", ha afirmado el padre Sylvain Ducange, superior de la comunidad salesiana de Haití, con ocasión de la inauguración de la nueva estructura del ENAM.

"Don Bosco, nuestro Fundador, solía decir que: la educación, es una cuestión de corazón. Es un proceso primordial similar a la gestación, porque un hombre nuevo, una mujer nueva va a nacer. La educación conduce ante todo a la conciencia de uno mismo (¿quiénes somos?), a la capacidad de relacionarnos con los demás, nos abre una puerta a la cultura, a la libertad y a la responsabilidad. Y aquí, también junto a las Pequeñas Escuelas del padre Bonhen buscamos formar personas, profesionales y ciudadanos". - afirmaba el padre Sylvain Ducange.

La reapertura de la escuela renueva y reaviva la voluntad de los Salesianos de Haití de invertir en la formación de los jóvenes más vulnerables del país, que hoy son muchos más que hace 3 años. Por ello, el superior de Haití ha querido terminar su discurso con palabras de agradecimiento a las procuras de misiones salesia­nas en nombre de todos los Salesianos de Haití quienes han financiado, con la ayuda de miles de benefactores, la recons­trucción de este edificio. "Ahora, se trata de construir corazones. Gracias a los educadores, a los colaboradores del ENAM y a todos los Salesianos que derrochan cuerpos y alma en la reali­zación de esta misión educativa tiene continuidad el trabajo de los primeros salesianos que llegaron a este país. Nuestra misión ahora es seguir extendiendo su obra y continuar sembrando es­peranza en el corazón de nuestros niños y de nuestros jóvenes".

“nuestra misión ahora es seguir extendiendo su obra y continuar sembrando esperanza”



viernes, 21 de junio de 2013

Día inolvidable. JUAN PABLO II.

En octubre del 82 vino el papa Juan Pablo II en una maratoniana visita: 18 ciudades y 57 discursos bajo el lema “Testigos de la esperanza”. Fui con mis padres a granada, recuerdo decenas de autobuses, todos con el mismo rotulo “totus tuus” y la bandera del vaticano; estaba impaciente por llegar, en aquel tiempo tenía 22 años y me hervía la sangre. Al llegar nos enteramos que no había reservas para discapacitados, pero… daba igual: eramos unas 500.000 personas es aquel descampado, nos pusieron por cuadrados separador para que el papamóvil para que pusiese pasar entre la gente: el Papa no paso, iba con retraso su horario.

Era la primera vez que recuerde que iba a un evento de este tipo. Para amenizar la espera rezamos el rosario, medio millón de personas ¡estaba alucinando! Y al quinto Ave María se cantaba en plan rociero, con lo cual se hacia ameno. Volvimos ronco de gritar  “JUAN PABLO SEGUNDO, TE QUIERE TODO EL MUNDO”


Regresé con mi familia loquito de contento, en aquellos tiempos no me daba cuenta pero con el paso del tiempo fue para mi uno de los días de crecimiento interior


domingo, 16 de junio de 2013

El perdón

 “Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".

Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.  Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"». (Lc 15, 11-32)


Se ha comentado mucho este pasaje, por lo tanto es imposible decir algo nuevo, sin embargo quiero resaltar dos ideas que me parecen interesantes.

La primera de ellas es que se repite la frase: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo" en los versículos 18 y 21. El primer esta dicho cuando todavía estaba en el país lejano recapacitando se actitud, en tono de arrepentimiento; y la segunda vez es dicha al padre.

Esto me hace pensar en el sacramento del Perdón: por una parte, el sincero arrepentimiento del hijo en aquel país lejano; y por otro lado, la declaración de culpabilidad al padre. Cuando nos confesamos primero tenemos que hacer un acto de contrición y después decir los pecados sin tapujos.


Y la otra idea es cuando el para le pone ropa, un anillo en el dedo y le calza con unas sandalias “Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies: es signo de alianza reestablecida. Cuando nos da la absolución nos lava de todos nuestros pecados, restituye la comunicación perdida por el pecado entre nosotros y el Padre

jueves, 6 de junio de 2013

Una oración en cada dedo


1. El pulgar es el más cercano a ti. Así que empieza orando por quienes están más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Orar por nuestros seres queridos es "una dulce obligación".

2. El siguiente dedo es el índice. Ora por quienes enseñan, instruyen y sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Ten los siempre presentes en tus oraciones.

3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los con­gresistas, los empresarios y los gerentes. Estas per­sonas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública. Necesitan la guía de Dios.

4. El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más débiles, con muchos problemas o postrados por las enferme­dades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será demasiado lo que ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los matrimonios.


5. Y por último está nuestro dedo meñique, el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos vernos ante Dios y los demás. Como dice la Biblia "los últimos serán los primeros". Tu meñique debe re­cordarte orar por ti. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos verás tus propias necesidades en la perspectiva correcta, y podrás orar mejor por las tuyas.

Papa Francisco