En una época probé andar con una muleta por la calle porque me sentía
inseguro. Un día cogiendo el autobús de línea regresando a mi casa de pronto
sentí que alguien me cogía en brazos y me subía; fue un momento de desconcierto
porque no me lo esperaba: dí con la muleta a la maquina de picar los bonobuses
que salió por los aire del porrazo.
Ya os podéis imaginar la situación: El hombre orgulloso de su hazaña
conmigo en los brazos, el conductor intentando poner en su sitio la maquina, los
pasajeros sorprendidos verme en brazos de un hombre, y yo sintiéndome mal al
verme en esta situación: todo había ocurrido en pocos segundos sin mediar
palabra
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