sábado, 30 de marzo de 2013

Domingo de Resurrección




Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos. El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán». Esto es lo que tenía que decirles». Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos.  De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán». (Mt 28.1-10)

¡ALELUYA, ALELUYA, EL SEÑOR HA RESUCITADO!

Hoy la Iglesia está de fiesta, la gran fiesta: la Resurrección.

Muchos se preguntaran ¿Qué foto es esa? Otros se dirán “¡se ha vuelto loco! Poner el Santo Sepulcro  hoy, precisamente hoy.”. Nada de eso; los que hemos tenido la dicha de entrar, nos hemos llevado la sorpresa de que está totalmente vacío: no hay sepulcro, ni tumba: no hay nada, ¡ha resucitado!. En mi modesta opinión en vez de llamarse Santo Sepulcro, debería llamarse Iglesia de la Resurrección; no es lugar de tristeza sino de alegría, la mayor alegría del mundo: de allí partió para abrirnos el Cielo ¿hay mayor dicha?

¡ALELUYA, ALELUYA, EL SEÑOR HA RESUCITADO!

lunes, 25 de marzo de 2013

LA BELLA LEYENDA DE LA VIRGEN DE LA AMARGURA

La Virgen de la Amargura que se venera en la típica ermita enclavada en la calle Mármoles, Málaga (España) es conocida por todos, con el nombre de "La Zamarrilla" y es que esta Virgen tiene una leyenda que de boca en boca y de generación en generación, va pasando por cuantos malagueños la conocen y veneran. La leyenda de la Stma. Virgen de la Amargura hace que el pueblo la crea tan ciertamente, que al relatarla vive plenamente la misma.

Pero es que la leyenda tiene tanto sabor y es de tal belleza que quien la escucha se siente emocionado lo mismo que el que la cuenta.

Pasemos a relatar la susodicha leyenda. Allá por los años de 1700 existía un célebre bandolero a quien llamaban "Zamarrilla", el cual por sus fechorías era constantemente perseguido por la justicia. Una noche en que conversaba a través de una típica reja, cuajada de macetas y rosales, con una mocita del barrio de la Trinidad, que era su novia, fue avisado que le seguían de cerca para apresarle. Al despedirse la novia de ojos negros arranca una rosa blanca y se la entrega al bandido, este huye, corre, no encuentra donde esconderse y en su continua huida encuentra abierta una Ermita existente en la entrada del camino de Antequera, en cuyo altar mayor se daba culto a la Virgen de la Amargura, busca y rebusca por toda ella el sitio apropiado para esconderse, la ermita es pequeña y no encuentra el sitio apropiado y al sentir muy próximo los pasos de sus perseguidores, sube al camarín de la Stma. Virgen y se refugia bajo su manto.

La justicia entra en busca del bandolero, pero no lo encuentra, cuando todo es silencio, sale "Zamarrilla" de debajo del manto y dirigiendo sus ojos hacia los de la Stma. Virgen, quiere ofrecerle algo y como aún conserva en sus manos la rosa blanca, la lleva hacia el pecho de la Señora, para prenderlo en él, no tiene con que hacerlo y lo hace con el puñal que llevaba.

Va a salir de la Ermita libre de los que le perseguían, pero instintivamente se vuelve para mirar nuevamente hacia el rostro de la Virgen, observando con gran estupor que aquella rosa blanca, que había colocado en su pecho, se había vuelto de un color intensamente grana, brotando de los pétalos la sangre más pura que jamás vieron sus ojos.

No puede seguir retrocede y sube al camarín de la Virgen y al observar el milagro cae de rodillas a los pies de la Señora, con sus manos cubre su rostro y llora amargamente su vida pasada y se arrepiente de cuantos pecados cometió.

Sale por fin de la Ermita y entonces sigue hacia Antequera pidiendo ingresar en un convento de monjes franciscanos allí va a pasar el resto de sus días, pero antes de que su vida termine no deja un sólo Jueves Santo, de venir a ofrendar a la Señora una rosa roja. Un Jueves Santo cuando venía a cumplir la promesa de ofrenda a la Virgen de la Amargura, unos malhechores le salen al camino con ánimo de robarle las limosnas que tenía recaudadas para el convento, lo apuñalan y al caer en tierra la rosa roja que llevaba entre sus manos, vuelve a convertirse en blanca, indicándole que su vida ascética le ha servido para purificar su alma.

Esta leyenda la que da lugar a que la Virgen de la Amargura, sea conocida más popularmente por la Virgen de Zamarrilla.

(Copiado de un opúsculo)





martes, 19 de marzo de 2013

El cirineo en su contexto historico



Jesús iba con la cruz a cuestas hacia el Gólgota; apenas podía sostenerse de pies: ensangrentado, apaleado; le habían flagelado  duramente y, como mofa, le habían puesto un casco de espinas. Por allí pasaba el cirineo y le obligaron a ayudarlo.

A poco que se lea el relato de la Pasión, se da cuenta que una cosa no encaja: después de azotarle, apalearle, ponerle un casco de espinas, ¿y de repente le ayudan a portar la cruz? Vamos a ver lo que paso por la mente del centurión.

A Jesús le condenaron dos veces: a la flagelación y, como el pueblo no estaba sastifecho con eso, a la crucifixión. Los ánimos estaban alborotados, habían soltado a Barrabas y querían que muriese. Tuvo que aguantar unos azotes tremendos, como lo indica la Sabana Santa ¡estaba casi desangrado! Era todo llagas: lo habían condenado crucificado. El centurión se daba cuenta que no le quedaba mucho de vida, ¿que le hubiese pasado si moría antes? Pilatos le castigaría por desobedecer…No fue por misericordia sino para cumplir las ordenes

miércoles, 13 de marzo de 2013

LEYENDA DE SAN DIMÁS




Cuenta la leyenda que cuando la Sagrada Familia iba huyendo del rey Herodes a Egipto, una noche llegaron a una casa en pleno desierto; iban cansados e hambrientos. Le pidieron cobijo y un poco de comida caliente a cambio de dátiles recogidos por el camino. María observo que Jesús estaba  lleno de polvo del camino, le pregunto a la mujer de la casa:

-         ¿Tendría un barreño de agua para bañar a mi hijo?
-         El único barreño esta sucio de haber bañado al mío.
-         No importa, por lo menos se refrescará

Lo baño, lo seco y con todo el amor de una madre, lo puso en pajas al lado del fuego y se durmió; José quiso darle leña que llevaba en previsión de que tuvieran que dormir a la intemperie para hacer fuego.  Pero no las quisieron:

- El agua ya estaba sucia, quédesela por si le hiciera falta
-  Dios se lo premiara –dijo María-.

Al día siguiente muy temprano recogieron sus cosas, se despidieron y se pusieron en camino. De esta familia no supieron nada de ellos. Se dice que los padres del niño murieron al poco dejándolo huérfano. Creció al lado de malhechores que le enseñaron a robar y matar, una mala vida pero cuentan que tenia un buen corazón, nunca hizo mal a huérfanos, viudas y desvalidos.

Pasaron muchos años: sus crímenes se contaban por cientos, era temido en caminos por su ansia de robar. Hasta que un día lo cogieron, lo ajusticiaron y condenaron a él y su compañero a crucificarlos. Llegado el día les colgaron y en medio de ellos crucificaron a un tal Jesús: en seguida lo reconoció.

Un día, en un descampado, había ido para ver lo que robaba pues allí fueron miles de personas, un sitio idóneo para hacer fechorías: no robo; escucho lo que decía aquel hombre, comió de un cesto que parecía no terminarse pan y peces; y desde entonces le rondaba por su cabeza aquella predicación, pero debido al mal ambiente que frecuentaba no tuvo el valor de seguirlo

Cuando los colgaron de las cruces, su compañero, al que tantas veces le había contado lo sucedido en aquel descampado, lo insultaba diciendo: « ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el buen ladrón le decía: « ¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo».Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». El le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».

Y así se cumplió lo que María le había dicho muchos años atrás: Dios le premiaría.

miércoles, 6 de marzo de 2013

ORACIÓN DE PETICION NO ES UNA PASTILLA PARA EL DOLOR DE CABEZA



Muchas veces oramos por alguien o por nosotros mismos; incluso pedimos que oren por nosotros cuando necesitamos una ayuda de Dios, y eso es bueno pedir los unos por los otros.

Pero me hago esta reflexión: cuando oramos por alguien o por una situación especial, no solo lo estamos haciendo por ello sino que esta oración se beneficia toda la Iglesia.

Nosotros, como seres limitados, cuando vemos una necesidad inmediata y oramos por ella, pero no nos damos cuenta que todos formamos parte de un solo Cuerpo, y que la oración es universal y, por tanto, es aplicada a toda la Iglesia

viernes, 1 de marzo de 2013

Dos caminos hacia el Cielo.


     Benedicto XVI he renunciado a ejercer a su ministerio Petrino porque se veía incapaz de seguir: “Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”. Un gran ejemplo de humildad

    Pero al Beato Juan Pablo II casi lo hemos visto morir: apenas podía hablar, incluso se le caía las babas; no andaba: era ya un hombre en las últimas; también nos dejo un ejemplo te valentía y de entrega “Totus Tuus”.

     Dos ejemplos aparentemente contradictorios pero, a su vez, sumamente complementario porque infinitos son los caminos de Dios. Son dos estilos de entender sus misiones personales.

     El Señor nos llama a ejercer nuestra misión concreta y personal encomendada; de nosotros depende si aceptamos o la rechazamos. No podemos mirar a nuestro lado pues a cada uno nos llama por nuestro nombre.