Las calles
se llenan de luces, los escaparates de sus mejores productos… Nos empujan a ir
de compras, a ir a la calle.
Los
cristianos tenemos un gran problema ¿Cómo
compaginar los “compromisos” con lo que de verdad importa? ¿nos dejamos llevar
por el consumismo?.
Creo que la
clave esta en saber ver las cosas en clave cristiana: si tenemos comida
procurar ser fermento; si tenemos que hacer regalos, que sea con cariño; las
llamadas que sean para renovar la amistad…
Si en la
familia ha habido tensiones durante el año, que estas fechas sean en momento de
reconciliación.
No nos
podemos quedar en lo externo: fiestas reuniones, regalos. Todo eso ensombrece lo
que de verdad importa.
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