martes, 21 de agosto de 2012

ORA LUCHA CONFÍA (2)


Viene de http://granodearena-m.blogspot.com.es/2012/07/ora-lucha-confia.html

          2. ORA.

     Como hemos dicho anteriormente el cristiano por donde quiera que vaya debe de dar testimonio al mundo, ser luz entre las tinieblas. Pero para ello tiene que haber sucedido algo fundamental: el contacto con Dios. ¿Como Juan puede ser testigo de un accidente que no ha visto?.

     Este contacto se hace mediante la oración, que más tarde desembocará en una necesidad de sacramentos, que ya hablaremos de ello mas tarde. Siempre se nos habla de la necesidad de la oración.

    Pero, ¿sabemos que es la oración?, la oración no es mas que la conexión entre el mundo nuestro y la Voluntad del Padre. Sabemos que fuimos creado por él para que le demos Gloria; que, a través del pecado, nos hemos alejado de Él; pues bien, la oración no es mas que la comunicación perdida entre El y nosotros. Resulta más fácil entrar en oración cuando hemos confesado recientemente, y es precisamente por esto. ¿Tenemos esta experiencia?. Adán y Eva, en el Edén, oían la voz de Dios.

     Pero volvamos a nuestro ejemplo, Juan para ser testigo lo primero que tiene que decir es que lo ha visto, lo ha vivido; pues seria un mal testigo si le hubiese visto de reojo o que lo hubiese visto un segundo después. En la oración siempre se nos da una experiencia y tenemos que buscarla pues es aquí donde nos alimentamos de Dios.

     Hay distintos tipos de oraciones: de alabanza, de petición, de compromiso, confiada, si queremos profundizar sobre ellas, nos iremos al Ideario del MAC (libro blanco) él las paginas 68 y 69. Aquí diremos las tres clases de oraciones, que según Santa Teresa hay:

               1.‑ Oración noria. Consiste en el rezo de oraciones repetitivas, Ejemplo, el Rosario, los siete padrenuestro a San José, o jaculatorias: En la etapa inicial de un cristiano es la más conveniente, sin que por ello signifique un menosprecio. Cubos tras cubos de agua llegan a penetrar y dar vida a la tierra.

               2.‑ Oración acequia. Quiere decir que se deja llevar por un camino, puede ser la Biblia, o cualquier libro de oración, la meditación de un texto te lleva por las acequias empapando la tierra a su paso.

               3.‑ Oración lluvia. La más buena de todas, la que llega a todas partes. La contemplativa, más difícil de todas, aunque no la más eficaz (la más eficaz es la que Dios te pide en cada momento que hagas).

     Nosotros hemos tenido experiencias en la oración: algunas buenas, y otras no tan buenas. Seguro que todos hemos tenido la necesidad de orar de una forma o de otra, nos sentimos enamorado de Xto y tenemos que ir, y esto nos lleva a la unión con Él mas intima: los sacramentos, La reconciliación y la comunión. Esto es precisamente lo que debemos transmitir a nuestros equipistas, la necesidad de relacionarse con Dios, y de aquí los sacramentos.

     Ahora vamos a intentar decir cual son los pasos de como hay que inicializarse en la oración:

               1. Hay que descubrirla: mediante libros o en oración comunitaria. Hay que hacer ver al equipista que no se trata de pasar el rato, cubriendo un compromiso; hay que hacer que vea los beneficios. La búsqueda de la comunicación perdida.

               2. Una vez hallamos encontrado el gusto, la necesidad de la oración, entonces nos encontraremos en una actitud de amar a Xto. Hágase en mi según Tu voluntad. Nos dejaremos llevar por el Espíritu.

               3. El amor significa lucha, desarraigo; seguir a Xto no es fácil, pero sin embargo le amamos, es el desafío que nos hace: Ven, y sígueme.

     Para ser responsable hay que tener un claro concepto de la oración: es fundamental, pues si no tenemos oración, solo le podremos dar nuestra persona, un amigo, o un punto de referencia, y nos convertiremos en profesionales de apostolado cayendo en la tentación de querer ser el líder. El movimiento es cristocentri­co, ello quiere decir que todo gira entorno de Xto, por eso el responsable tiene que ir a El, llenarse de El, para transmitirlo.

     Y una vez dicho esto pasaremos a la siguiente consigna: Lucha, que, como hemos visto, en la consecuencia de la oración ¿para qué me sirve estar lleno de Dios, si luego me comporto egoístamente y no soy luz?.

martes, 14 de agosto de 2012

El granjero


Un día fuimos a un vivero; es inmenso, quizás el mas grade de Málaga. Por allí habían puesto un decorado de una granja: una era, unos pollos, un burro… delante había un banco donde sentarse, y allí esperé a la familia. Estaba distraído viendo como la gente pasaba y hacían sus compras. De pronto paso un niño fijándose en la granja, y le dice a su madre: “mama, mama, el que esta sentado es el granjero, pero… ¡se mueve muy raro!   La  madre no sabia donde meterse, yo le hice señas que eran cosas de niños…

lunes, 6 de agosto de 2012

La patena


El otro día volví a ver caerse una Hostia al suelo. La Hostia, como sabemos, es el Cuerpo de Cristo y no un símbolo y en caso de necesidad se puede partirla pero nunca se parte por la mitad el efecto. Con esto quiero decir que cada pedazo de la Hostia es el Cuerpo de Cristo.

Hablando con una persona me comento que después de distribuir la comunión se queda multitud de partículas en el copón y es por eso que el sacerdote pone agua, remueve y se la bebe, para no dejar Hostias, si, Hostias sin consumir: cada partícula es una Hostia.

Y yo me pregunto ¿Qué pasa con las Hostias, partículas, que se caen al dar la comunión? Son pisoteadas, desperdigadas inconscientemente, menos mal sino seria un sacrilegio. Esto se puede  evitar con la patena, hoy, por desgracia, en desuso.

Por ello es preciso de hacer mas atención cuando se distribuye la comunión ayudándose de una persona para colocar la patena debajo del que comulga,; o si lo hace con la mano, averiguar que no quede restos de Hostias en ella. Después de distribuir se deberá limpiar los dedos en el purificador, es decir, en el pañuelo.

La patena es una bandeja que servía para distribuir la comunión. Los primeros cristianos se la pasaban, cogían cada uno la Hostia para comérsela a la vez. A los largos de los siglos La Iglesia modificó el modo de comulgar individualizando la comunión reduciendo el tamaño de la patena.



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