lunes, 30 de julio de 2012

ORA LUCHA CONFÍA (1)



          1. INTRODUCCIÓN.

     El MAC, como sabemos todos, tiene su misión en los niños y jóvenes de barrios marginales. Esto es fundamental para ser miembros de nuestro movimiento: difícilmente se puede estar en un movimiento si no sé esta de acuerdo con la propia razón para lo que fue creada.

     Como hemos dicho antes tenemos una misión que cumplir: ¿y cual misión es esta?. La de extender el Reino de Dios a nuestro al rededor, y con mas ahínco a los niños y jóvenes de nuestras barriadas. Y no nos podemos quedar aquí, sino que donde quiera que nos relacionemos: en el mundo del trabajo, el las escuelas, con los vecinos; no podemos ser cristianos de 6 a 10 sino desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

     Y ser cristiano implica un testimonio, vamos a ver un ejemplo: nuestro amigo Juan es testigo de un accidente de moto, entonces lo lleva a declarar en el juicio ¿porque?, Pues por que él es el que lo ha visto, y nadie más. Le harán preguntas y él es el único que sabe la verdad. Le pondrán en duda, le harán mil pregunta: Pero él es testigo de este accidente, y tiene la obligación de decir la verdad. Lo mismo nos pasa a nosotros: Somos testigos de ese Xto resucitado.

    En 1 Co 10, 31‑33 San Pablo nos dice que todo lo que hagamos, lo hagamos para nuestra santificación y no dar motivos de escándalo sino seria una hipocresía por parte nuestra no cumplir lo que predicamos.

     Pero a nosotros nos implica mas: tenemos que extender el Reino, no nos podemos quedar sentados, tenemos una misión que "cumplir". Para eso el Movimiento nos manda a los salones a ser portadores de la Palabra: esto significa ser Apóstol. Cuando leemos los consejos que da Jesús a sus Apóstoles nos damos cuenta que es muy difícil de seguir y muy comprometido, hay que dejar las comodidades, para salir fuera del cascarón sin techo que cobijar­se. Podemos leerlo en Mt 10, todo un capitulo de recomendaciones y profecías para los que queramos seguir siendo Miembros de MAC. Recomiendo su lectura y meditación sobre ella.

     Es un desafío de uno mismo dejar todo lo que nos apetece, negarse a sí mismo e ir siguiendo los pasos, a veces obscuros, de la Voluntad del Padre, para luego, no ver los frutos, o mejor dicho, no queramos ver los frutos: esta es la confianza, Ya lo veremos después.

miércoles, 18 de julio de 2012

El robot



Una Navidad cuando no utilizaba el andador, estaba en el Corte Ingles; estaba lleno de gente y andaba con cuidado para no atropellar a nadie, iba solo por el departamento de juguetes, ¡imaginaros! De pronto aparece de la nada un niño de 6 añitos: se me planta delante, casi me tira, y me dice con toda su inocencia: “Oiga usted, ¿usted es un robot de verdad?” a esto su madre se da cuenta, y lo quita del medio, se va. Y allí estoy, muerto de risa, solo, en medio de la gente que me mira no sabiendo porque me reía. Yo pesando lo que dirían de mi: “el pobre, riendo delante del muñeco”. Claro, mientra mas lo pensaba, mas me reía; hasta que poco a poco me controlé. ¿Os imagináis lo que hice cuando llegué a casa?

sábado, 7 de julio de 2012

Lavatorio de las manos



Después de la ofrenda del pan y del vino, el sacerdote se lava las manos aunque ya  la mayoría no lo hacen y dice en silencio: “Lava del todo mi delito, Señor; limpia mis pecados”, vemos como el sacerdote pide que le purifique de los pecados porque a partir de entonces ya no es cosa de los hombres sino de Dios.

El rito de lavarse las manos no es por higiene sino tiene un significado más rico. Es donde termina el trabajo del hombre para ahora que Dios se haga visible el en pan y vino convirtiéndose en Cuerpo y Sangre de Cristo: ya ha acabado el trabajo manual del sudor de la frente del hombre, ya se puede lavar las manos para ahora pasar a la acción divina donde no podemos intervenir. Un antes y un después 

lunes, 2 de julio de 2012

Diogenes



Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.

Y le dijo Aristipo:
"Si aprendieras a ser sumiso al rey,
no tendrías que comer esa basura de lentejas".

A lo que replicó Diógenes:
"Si hubieras tú aprendido a comer lentejas,
no tendrías que adular al rey".