jueves, 14 de abril de 2011

VII. José y sus hermanos

VII  JOSÉ Y SUS HERMANOS.
Génesis cap.37


José tenía un nombre lleno de promesas: Iôseph, en hebreo, significa:”Que Dios añade”. Era el deseo de una mamá al nacer su primer hijo: que Dios añada más hijos al que acaba de nacer. Era  el anhelo de Raquel después de un largo periodo de esterilidad. De hecho, Dios no le dio más que otro hijo, Benjamín, y dándole a luz, murió Raquel cerca de Belén.
José perdió a su madre muy joven, pero, lo mismo que Raquel era la preferida de Jacob, pronto se vio que era el preferido de su padre. No le rehusaba nada, por lo menos eso parecía a sus hermanos. No tenía todavía 17 años cuando su padre le regaló una túnica suntuosa.  Vieron la marca de una ambición desmedida. De hecho José soñaba con grandezas  ¿pretendía imponer la ley?  O como su padre ¿iba a acaparar él solo la herencia?  Sus diez hermanos mayores no se dejarían hacer y un mismo odio, poco a poco, los unía.
Hasta el día en que, con ingenuidad, José siempre demasiado bien vestido, les contó sus sueños. Eran dos, tan grandioso el uno como el otro. El primero se situaba en el campo. Los once hermanos liaban las gavillas, y he aquí que la de José se irguió mientras las diez gavillas de sus hermanos mayores la rodeaban y se prosternaban. Para los hermanos era un presagio más que desagradable. ¡José se imaginaba ya siendo el jefe! El odio crecía.
A pesar de eso, José no resistió al deseo de contarles su secundo sueño, que los ancló en sus temores. Esta vez eran el sol, la luna y once estrellas que se prosternaban ante él. Chocó incluso a Jacob, estaba inquieto. Pero no vio que sus hijos estaban decididos a todo para eliminar al intrigante. Tarde o temprano saldrían su cuenta al pretencioso.
¿Qué hacer? Pensaron matarle, en el campo donde todos trabajaban, empapar la túnica en la sangre de cualquier fiera y llevarla al padre. Pero pasaron unas caravanas y Judá sugirió venderle y así ganarían algo a la vez que se deshacían del hermano. Así lo hicieron. Lo vendieron como esclavo a Putifar, gran dignatario en la corte del Faraón.

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